Antonio se convirtió en la primera persona que cruzó a remo y en solitario el Mar de Hoces o estrecho de Drake hasta la Antártida y su Ocean Defender se transformó en la embarcación más pequeña en navegar desde Cabo de Hornos hasta Georgia del Sur.
El español de 53 años comenzó a planear este viaje a finales de 2019, pero pocos meses después la pandemia de COVID-19 hizo que lo postergara. Tres años más tarde, Antonio logró embarcarse y empezar lo que sería la expedición “más difícil” de su vida, según le dijo a TN.
El deportista extremo salió el 7 de enero de Cabo de Hornos y navegó en las temidas aguas del Océano Antártico teniendo que soportar temperaturas extremas y vientos que superaron los 120 km/h en gran parte de su complicado recorrido.
Antonio contó que debía atravesar unos 965 kilómetros en el peor lugar para navegar de la Tierra. “Confío en mi buena planificación, determinación y si puede ser un poco de suerte para conseguirlo”, destacó.
La travesía comenzaba en Cabo de Hornos, en la Patagonia chilena. Desde allí viajaría a remo hacia la Península Antártica. En ese punto modificaría su embarcación y navegaría a vela hasta la Isla Elefante, punto intermedio en donde frenaría para retomar camino y llegar a las Islas de Georgia.
Una vez en Georgia del norte, Antonio haría una tramo de 44 kilómetros a pie y en esquí hacía el sur de la isla en donde lo esperaría un barco para regresar a Chile, pero la gran parte del recorrido fue variando en el camino ya que los fuertes vientos y las olas de 7-8 puntos desviaban el trayecto.
Vanesa de la Rosa, hermana de Antonio, habló con TN y le contó que la previsión para llegar a Isla Elefante -la primera parte del recorrido- era de dos a tres semanas. Mientras que la segunda parte, de Isla Elefante a Georgia del Sur y luego el trekking en la isla, le llevaría entre 19 y 30 días más. “Estamos hablando de 40-50 días”, aclaró.
Pero todos esos números fueron en vano ya que Antonio logró completar la expedición en 26 días. Las condiciones climáticas no ayudaron en el primer tramo, pero lograron que el recorrido sea sin tantos desvíos ni paradas.
¿Cómo es la embarcación en la que Antonio de la Rosa realizó esta expedición?
La pequeña embarcación de Antonio se llama Ocean Defender. Es un bote de siete metros de largo por un metro y medio de ancho que cuenta con paneles solares, un espacio de refugio, además de sistema de GPS para la localización de la nave.
Aunque en su embarcación Antonio viajaba solo, a pocos metros lo seguía un bote de “rescate”, que se ubicaba a diez minutos del Ocean Defender, pero en algunos tramos llegó a estar a 120 kilómetros de distancia según explicó Vanesa de la Rosa.
En el barco acompañante viajaba una parte del staff de la productora madrileña, Posovisual, quienes fueron los encargados de documentar toda la travesía de Antonio. “El barco de filmación lo acompañó y fue el encargado de traer a Antonio desde el final de la expedición en Georgia del Sur hasta Puerto Williams otra vez”, dijo Vanesa.
Los primeros días, en los que Antonio solo viajó a remo, fueron bastante buenos gracias al clima, pero los vientos que llegaban desde el suroeste movían la embarcación en dirección al norte, por lo que Antonio tuvo remar por más de 20 horas diarias para que su barco siguiera la ruta planificada en un comienzo.
Luego de 11 días de navegar y, en el medio, tener que solucionar varios problemas eléctricos que generaron los vientos del Océano Antártico, roturas importantes en los equipos del barco e incluso algunos vuelcos de 360 grados de la embarcación, Antonio decidió cambiar el recorrido y dirigirse a Georgia del Sur sin tener la parada que había planificado en la Isla Elefantes.
Según relató el remero español, la embarcación sufrió una inundación parcial a los 15 días de la partida de Cabo de Hornos en Chile que fue provocada por un desperfecto eléctrico y que llevó a Antonio a guiarse con la ayuda de un mapa y una brújula.
A pocos metros de llegar, apareció el último gran problema, y posiblemente el más peligroso: el acercamiento a la costa. Antonio logró atracar en la Bahía Smaaland, donde el velero de “rescate”, que lo acompañó durante toda la expedición, lo esperaba para llevarlo de regreso a Puerto Williams en Chile.
“‘Antártico remando en solitario, por Antonio de la Rosa’, fue la más compleja, arriesgada y comprometida de todas las que he realizado hasta el momento”, dijo el remero español.
En el pasado, Antonio cruzó el Atlántico y Pacifico. Además, remó con una tabla de surf en el Océano Ártico y ha cruzado con esquíes Alaska o el lago Baikal en Siberia, entre otras aventuras.
El equipo que uso para la travesía
Para hacer frente a las condiciones extremas, el aventurero se equipó con un traje seco de cinco capas que se utiliza en situaciones extremas, cuando haya un mínima posibilidad de tener que abandonar la embarcación.
Traje seco de 3 capas: Es un traje que permite una buena transpiración y al no ser rígido permite navegar con él en el barco.
Esterilla para descanso, además de sacos y bolsas de dormir.
Dos sistemas de navegación: uno en el exterior y otro en la punta de la embarcación.
GPS.
GPS de localización: gps de posicionamiento en vivo, con envío de datos en directo cada 10 minutos y botón de emergencia.
Antena satelital multibanda para la recepción de satélites en cualquier posición en movimiento.
Teléfono satelital y radio VHF portátil. Además otra radio VHF 20s fija.
2 placas solares de 100w y una de 50w pegadas en la embarcación.
2 placas externas de 100w, para colocar en el exterior.
2 baterías de litio de 90A y una batería extra de 120A.
2 dispositivos de identificación automática que sirven para poder enviar la posición a otras embarcaciones, y para que se pueda ver la posición de otras embarcaciones, distancia y la información de esa embarcación.