Entre los datos aportados por el Censo 2022 difundidos esta semana, se pudo conocer que en la provincia hay 67.228 viviendas totales para 190.641 habitantes contra 43.579 para 124.048 habitantes que fueron censados en 2010, lo que indica que la cantidad de viviendas creció un 55% , es decir un 5,1% más que lo que creció la población en el mismo periodo.
De las viviendas registradas el año pasado, 67.091 son viviendas particulares y 137 son viviendas colectivas y en ellas viven 189.785 personas en el primer caso y 856 en el segundo. Los guarismos conocidos esta semana, no aportan datos sobre las viviendas deshabitadas.
Mientras tanto, en 2010 había 43.579 viviendas en toda la provincia de las cuales 36.689 estaban habitadas y 6671, deshabitadas y las viviendas colectivas sumaban 219. Del total, 12 viviendas estaban ubicadas en la Antártida, 23.363 en Río Grande y 20.203 en Ushuaia.
En el desagregado reciente, se informa que en Río Grande hay 33.879 viviendas particulares y 4 viviendas colectivas. En las primeras viven 97.727 personas y en las segundas, 290.
En Tolhuin hay 2840 viviendas particulares y 12 viviendas colectivas en las cuales viven 21 personas mientras 9858 lo hacen en viviendas particulares.
En tanto, en Ushuaia hay 30.372 viviendas particulares y 120 viviendas colectivas en las cuales viven 82.200 en las primeras y 415 en las segundas.
Si se realiza una comparación entre la cantidad total de población y la cantidad total de viviendas para determinar el promedio de personas por vivienda, el número estaría bajando de 3,1 por vivienda que se registraba en 2010; a 2,8 que indica el Censo 2022. No obstante, el promedio actual carece hasta el momento de datos sobre las viviendas deshabitadas, por lo cual no parece ser un dato demasiado sólido.
De todas formas, la cantidad actual de viviendas comparadas con las registradas hace 12 años, es un dato que refleja los esfuerzos realizados por el sector público y privado para que las familias puedan acceder a una casa propia, y pone en evidencia la creciente inversión del sector inmobiliario privado que ve en la construcción un sólido recurso para conservar el valor de los ahorros y que a la vez permite seguir ofreciendo viviendas en alquiler tanto permanente, como temporal para la actividad turística.
Fuente: El Sureño