El Presidente chileno Gabriel Boric estuvo en la tarde del viernes en la base Amundsen-Scott, de Estados Unidos, en el Polo Sur, al frente de una delegación oficial. Primero viajó a la base chilena Glaciar Unión en territorio antártico en un avión Hércules C-130. Desde allí la comitiva se trasladó a la base norteamericana en dos helicópteros MH-60 Black Hawk y dos aviones DHC-6 Twin Otter de la Fuerza Aérea de Chile.
A través de cuenta de X, Boric expresó: “Es un orgullo ser el primer Presidente en llegar a este punto del planeta desde Sudamérica, un hito que nos permite posicionarnos como la principal puerta de entrada del mundo a la Antártica y ser un ejemplo de cooperación internacional, tan necesaria para enfrentar desafíos como la crisis climática que ya impacta nuestro día a día”.
“El enorme apoyo logístico y profesional de la Fuerza Aérea de Chile, las universidades y centros de investigación, nos permitirán conservar este continente para el beneficio del planeta y desde el más sur de los sures, construir un futuro que no deje a nadie atrás. Por quienes nos antecedieron y por las generaciones que vendrán, es nuestro deber trabajar unidos en esta noble tarea”.
En una conferencia de prensa desde la Base Aérea Chabunco de Punta Arenas, al término de la travesía, Boric dijo que “esto es muy relevante para Chile en el sentido del ejercicio de la soberanía en la Antártica [como le dicen a la Antártida en Chile]”, dado que su país “es uno de los siete países que reclama soberanía”, igual que la Argentina.
En ese sentido, el jefe de Estado calificó la operación como “un hito en la historia” en torno a “la vocación antártica de nuestro país”.
“La política antártica de Chile es una política de Estado, de largo plazo, y en tiempos turbulentos de la geopolítica internacional, en donde en no tanto tiempo más se va a rediscutir el Estatuto de la Antártica, estos hitos y la presencia permanente del Estado de Chile en la Antártica, en las condiciones más extremas, es sin lugar a dudas un antecedente esencial y relevante a la hora de discutir el futuro del continente blanco”, planteó.
Por lo mismo, dijo que “hay quienes insinúan que en la Antártica podrían explotar recursos minerales, por ejemplo, o desregular otro tipo de industrias. Nosotros desde Chile, país antártico por vocación y excelencia, les decimos que no. La Antártica es y seguirá siendo un continente de ciencia y de paz, y Chile ratifica la pretensión soberana que tiene respecto al territorio antártico”.
Consultado sobre el balance de la operación, Boric dijo que la misión “va a marcar un hito en la historia antártica, no solo de Chile, sino que del mundo. Y a la hora de discutir las pretensiones soberanas de los diferentes países, el ejercicio permanente de soberanía del Estado de Chile en la Antártica, como continente de ciencia y de paz, hoy día queda ratificado y Chile va a hacer valer justamente aquello”.
Además, señaló que no ve “por qué no en el mediano plazo llegar al Polo Sur” con una base definitiva, aunque señaló que eso requiere una política de Estado e “inversiones de largo aliento”.
En 2007, la entonces primera ministra de Nueva Zelanda, Helen Clark, llegó a Polo Sur y lo mismo hizo en 2011 quien oficiaba como primer ministro de Noruega, Jens Stoltenberg.
Esa última visita se llevó a cabo para conmemorar el centenario de la primera llegada al Polo Sur, hazaña lograda por cinco exploradores noruegos liderados por Roald Amundsen, el 14 de diciembre de 1911.
Chile ha concentrado históricamente sus operaciones en el sector septentrional del continente antártico. Pero ahora busca expandirlas “hasta sectores del mar de Bellinghausen y el mar de Weddel”, que rodean la península, según dijo el gobierno chileno en un comunicado sobre la visita.
Reclamos
Desde 1961, la Antártida es administrado por un acuerdo internacional, el Tratado Antártico, que fue firmado el 1° de diciembre de 1959 originalmente por los siete países con pretensiones soberanas (Argentina, Chile, Reino Unido, Noruega, Australia, Nueva Zelanda y Francia) más otros cinco: Bélgica, Estados Unidos (donde se firmó el acuerdo), Japón, Sudáfrica y Rusia.