El 4 de marzo por la tarde, el helicóptero Sea King SH-3H matrícula 2-H-244 que estaba en misión de abastecimiento tuvo un incidente en la Base Esperanza en el continente Antártico. La aeronave estaba a punto de aterrizar cuando por razones que son motivo de investigación cambió inesperadamente su actitud y rozó el rotor de cola en el terreno.
Ante la pérdida de control por la rotura de las palas del rotor posterior el piloto actuó conforme dicta la resolución de emergencia, “planchó” la máquina y descendió de inmediato la tripulación, sin compromiso en la salud. El incidente provocó daños en la estructura carenada del pilón de cola y en el rotor (hélice) posterior.
El Comando Conjunto Antártico al mando del general Edgar Calandin coordinó el traslado de técnicos especializados en esas aeronaves con asiento en la base Comandante Espora de la Aviación Naval, y en un avión C-130 Hércules arribaron a la Antártida para las tareas de reparación.
Con temperaturas que oscilaban entre los 4 y 6 grados bajo cero y vientos de cierta intensidad un equipo de 17 técnicos mecánicos del Arsenal Aeronaval Comandante Espora dirigidos por el capitán de corbeta Juan Prados trabajó en el reemplazo de los conjuntos dañados.
Las tareas debían interrumpirse en lapsos prefijados, las actividades prolongadas a la intemperie requieren de un tiempo de recuperación del cuerpo. A bajas temperaturas con viento que quita el calor con mayor rapidez de lo que el cuerpo pueda reemplazar se producen congelamientos en las zonas expuestas. Luego de diez días el helicóptero 2-H-244 quedó listo y en condiciones de volar.
Se hicieron pruebas de verificación en tierra a la espera de meteorología favorable para cruzar desde la base Esperanza hasta la cubierta de vuelo del rompehielos Irizar que aguardaba en la bahía Esperanza en cercanías de la caleta Choza. Una travesía de no más de 10 minutos de vuelo.
La oportunidad llegó el 23 de marzo pasado, con cielo algo nublado, el piloto del Sea King SH-3H puso en marcha el motor, despegó y tras un corto vuelo se posó en la cubierta de vuelo del Irizar.
Piden poner en valor la Base Petrel
El percance valorizó la decisión estratégica de poner en servicio cuanto antes la pista de la base antártica Petrel y las instalaciones de apoyo y mantenimiento para las aeronaves que se despliegan en cada campaña antártica.
Petrel cuenta con un hangar de dimensiones adecuadas para alojar de manera permanente máquinas de porte medio como los helicópteros Sea King o similares de ala fija.
Aviadores navales experimentados en vuelo antártico confirmaron que la base Petrel resulta un punto clave para el sostén de las aeronaves comprometidas en la campaña antártica. A modo de ejemplo sobre el caso del incidente dijeron: “Entre Petrel y Esperanza hay 30 millas, se puede ir directo en vuelo sobre el agua y la travesía no dura más de 20 minutos”.
“Un Sea King puede unir esos puntos con toda su capacidad de carga en técnicos y repuestos”, dijeron. “Además las condiciones meteorológicas de Petrel para operaciones aéreas son favorables la mayor parte del año”, acotaron.
El helicóptero que sufrió el incidente, posteriormente reparado es uno de los dos aparatos de reciente adquisición a través de una licitación que ganó la firma estadounidense Carson Helicopters. Llegaron al país en octubre de 2022 y se asignaron a la dotación de la 2°Escuadrilla Aeronavalde Helicópteros(EAH2) con asiento en Espora, Bahía Blanca. Tienen actualizaciones importantes entre ellas palas del rotor principal en materiales compuestos, cabina de cristal digital de última generación, cableado nuevo y renovación estructural integral.